viernes, 22 de enero de 2010

...La MúSiCa ReLiGiOsA...

...oRiGeNeS dEl ViLlAnCiCo EsPaÑoL...


El villancico es, sin duda, el género musical más arraigado entre nosotros; una manifestación en la que se unen indivisiblemente lo culto y lo popular, y cuya tradición se remonta hasta la Edad Media. EL CULTURAL propone aquí indagar en los orígenes de su historia.
El villancico se remonta a las postrimerías del siglo XIII, pues ciertas cantigas de Alfonso X el Sabio muestran una forma métrica y musical que veremos en los siglos XV y XVI. Surgido del pueblo, pasó a ser elaborado por escritores y músicos cultos. Juan del Enzina solía acabar sus églogas con un villancico cantado y a veces bailado. Su forma es la de estribillo o refrán seguido de las coplas (con su mudanza, enlace y vuelta) y la repetición del estribillo. El villancico musicado puede no repetir el estribillo al final, pues la vuelta de la copla suele tener la misma rima que aquél, y por tanto lo normal es que tenga la misma música. El esquema rítmico del villancico musicado no corresponde del todo a la forma musical.
Hacia el año 1400, don íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, puso el título de villancico a uno de sus poemas, pero en lo musical el villancico empieza a dar numerosos frutos desde mediados del siglo XV. Los Cancioneros de la Colombina y de Palacio recogen un buen número de piezas de este género, que representan una vieja tradición polifónica en la Península Ibérica. En el segundo encontramos ejemplos de una corriente más compleja desde el punto de vista vocal, acaso consecuencia de la creciente relación entre Castilla y Flandes.
De lo profano a lo sacro.Hay que advertir que el villancico no es aún exclusivamente religioso y, si lo es, no necesariamente hace referencia a la Navidad. Tuvieron que pasar años para que en el hoy llamado Cancionero de Uppsala (Venecia, 1556) apareciese un apartado que dice: Villancicos de Navidad a tres bozes. Son 10, entre los que hallamos los muy conocidos No la debemos dormir, Dadme albricias hijos de Eva o Yo me soy la morenica.
Los villancicos de Juan Vázquez, publicados en 1560, son todos profanos. Los que aparecen en los libros de Luis Milán, Miguel de Fuenllana y Alonso Mudarra ni siquiera son polifónicos, sino para voz con vihuela. En sus Canciones y villanescas espirituales (Venecia, 1589), el gran Francisco Guerrero incluye 20 villancicos a 5 voces, de tema sacro, aunque no todos navideños. En el fresco sabor popular de estos años se adivina ya un deseo de convertir el género en el cauce formal donde el pueblo pueda manifestar su júbilo por la venida al mundo del Salvador.
El siglo XVII irá dando la razón a Guerrero, pues el villancico comienza a entrar en el templo con enorme aceptación. El primer gran maestro que incorpora el villancico en castellano frente al uso del latín en el templo es el villenense Juan Bautista Comes (1582-1643). Mateo Romero, Carlos Patiño, Juan Hidalgo, Joan Cererols y Miguel de Irizar compusieron bellos villancicos en el estilo característico del siglo XVII, con sus ritmos ternarios muy sincopados y el uso inexcusable del bajo continuo.
El paso del siglo XVII al XVIII representa el apogeo barroco español en ese campo: Sebastián Durón, Antonio Literes, fray José Vaquedano, Miguel Ambiela, Antonio de Yanguas, Jerónimo de Carrión, etc. Especial interés tiene el alcarreño Juan Manuel de la Puente (1692-1753), cuya obra ofrece ya una clara separación entre la cantata, con sus arias precedidas de recitativos, y el villancico, que sigue la vieja fórmula de estribillo y coplas.
De la Puente, maestro de capilla de la catedral de Jaén de 1716 hasta su muerte, cultiva ya el tipo de villancico que predominará en el siglo XVIII, con las novedades formales y estilísticas del clasicismo (como el uso del violín en los templos, rechazado en principio por la severa tradición polifónica española), en autores como Rodríguez de Hita, Manuel Mencía, Melchor López, Joaquín García y el ilustre Padre Soler, cuyos villancicos comenzó a publicar el más conspicuo estudioso del género, el padre Samuel Rubio.
Línea iberoamericana .Desde el siglo XVII, lo dicho para España se extiende al territorio iberoamericano, donde buen número de autores cultivaron el villancico, desde el México de Sor Juana Inés de la Cruz hasta el Perú virreinal, de la Cuba de Esteban Salas a la Colombia de Juan Ximénez. Los mexicanos José de Agurto y Loaysa, Antonio de Salazar, Manuel de Sumaya, los peruanos encabezados por Juan de Araujo, músico español que dejó su huella también en Panamá y Bolivia; los guatemaltecos Tomás Pascual y Vicente Sáenz, etc.
El siglo XIX, salvo excepciones, trae consigo la caída del villancico, que no puede hacer frente al auge de otros géneros en latín, principalmente la misa y el motete, pero sobre todo a un sinfonismo cada vez mayor que excede a las posibilidades económicas de la Iglesia. El villancico, que había generado en tiempos un género tan aceptado como la tonadilla escénica, moría ahogado por la pasión de la ópera italiana.
Pero la Navidad siguió inspirando un tipo de canción popular llamada villancico, nadal, panxoliña, navidad, coplas a lo divino, caramelles, y que creará pequeñas joyas por todo el país. En Extremadura (Ya viene la vieja); Madrid (Campana sobre campana), Murcia (Dime niño), Cataluña (Fum, fum, fum); Castilla y León (En Belén tocan a fuego); Castilla-La Mancha (Hacia Belén va una burra); País Vasco (Ator, ator); Andalucía (Chiquirriquitín), Aragón (Ya vienen los reyes); Galicia (Falade ben baixo) y el resto del territorio.


LoS ORÍGeNeS: Un GÉNeRO DE MÚSiCa PrOfAnA

En sus orígenes, en el siglo XV, villancico es un término empleado para designar a una composición poética de carácter popular. Literariamente consiste en un estribillo de tres versos, unas coplas de cuatro, uno o dos versos de enlace y repetición de los últimos versos del estribillo, que reciben el nombre de vuelta. El estribillo conforma una sección musical, a la que podemos llamar A; los dos primeros versos de las coplas poseen una música diferente, a la que podemos llamar B. Después de estas se repite la música del estribillo. Por lo tanto,la estructura final sería: Abba . Veamos un ejemplo:


Hoy comamos y bebamos
Y cantemos y holguemos
Que mañana ayunaremos
Por honra de san Antruejo
Parémonos hoy bien anchos
Embutamos estos panchos
Recalquemos el pellejo
Que es costumbre de concejo
Que todos hoy nos hartemos
Que mañana ayunaremos



La temática del villancico, como nos muestra este ejemplo, distaba mucho de tener un carácter religioso. Entre las composiciones conservadas en el Cancionero de Palacio, una de las fuentes musicales más antiguas del género, aparecen villancicos con los contenidos más dispares, desde textos amorosos a violentas e irreverentes sátiras, pasando por composiciones que celebran algún destacado acontecimiento, así como cantos en alabanza de Cristo o la Virgen María. Por lo tanto, se trata de un género en el que no hay restricciones de contenido y cuya finalidad, aunque tenga tema religioso, no es nunca una ceremonia litúrgica. El compositor más destacado de este periodo es Juan del Enzina (1468-1530), a quien pertenece la composición anterior.



SeGuNdA MiTaD DeL SiGlO XVI: HaCiA Un GÉNeRo ReLiGiOsO


Durante la segunda mitad del siglo XVI coexisten dos tipos de temática en el villancico: la profana y la religiosa. Los ejemplos de villancico religioso existen ya en la época anterior, si bien son puntuales. Posteriormente, adquiere una importancia cada vez mayor los asuntos religiosos. Y ello debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano, compuestas en el estilo sencillo y directo del villancico, como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, especialmente durante las celebraciones correspondientes a la Navidad y al Corpus Christi. Se convertirá en una de las principales obligaciones del maestro de capilla la composición de villancicos diferentes cada año para las principales fiestas del calendario litúrgico.Los ejemplos más representativos de esta segunda época del villancico los tenemos en el Cancionero de Upsala, el Cancionero de Medinaceli y las Canciones y Villanescas Espirituales de Francisco Guerrero. En ellos podemos ver un ligero incremento de la complejidad musical del género, tendencia que se acentuará en los siglos XVII y XVIII. Dicho cambio se concreta en la búsqueda de una distinción cada vez mayor entre las coplas y el estribillo. Éste tiende a hacerse ligeramente más extenso y con una textura polifónica, mientras que las coplas suelen ser más cortas, reducen el número de voces y la textura es homofónica.



El SiGlO XVII: EsPlEnDoR DeL ViLLaNCiCO PoLiFÓNiCo


La interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente a pesar de las censuras de que es objeto por parte de las instituciones conservadoras. Ya en 1596 Felipe II había ordenado que no se cantaran villancicos en la Capilla Real , prohibición que como veremos, no tuvo ningún efecto. La razón de estas censuras radicaba en lo siguiente: se convierte en una práctica cada vez más habitual la composición de villancicos en forma de diálogo, especialmente en Navidad, para recrear la sorpresa de los pastores ante el anuncio del Nacimiento del Mesías. Temas como este se convertían en un excelente pretexto para realizar divertidas parodias, en las que se hacía burla de personajes arquetípicos y de diversas nacionalidades. En este sentido son interesantes los villancicos de Negro y las Jácaras.

Aparte de la Navidad el Corpus Christi se convierte en otra festividad importante en la que se suceden las interpretaciones de villancicos, así como de otras composiciones en castellano, especialmente durante las denominadas "siestas". Asimismo, durante el reinado de Felipe IV se instituye la celebración de las Quarenta Horas, momento tambièn muy propicio para el desenvolvimiento de dicho repertorio con todo su esplendor. Musicalmente, el villancico del siglo XVII se produce un aumento en la complejidad técnica y formal. Frente a las tres o cuatro voces del siglo XVI, lo habitual es la composición para ocho voces distribuidas en dos coros dispuestos en diferentes lugares de la catedral y acompañados de arpa, violón y órgano.
Formalmente, el estribillo se convierte en una sección muy extensa y con una escritura polifónica relativamente compleja, mientras que las coplas contrastan con éste por su brevedad y por la reducción de la plantilla vocal e instrumental al mínimo. De entre el gran número de compositores que escribieron villancicos durante el siglo XVII podemos destacar algunos como Cristóbal Galán, Juan Hidalgo y Sebastián Durón.


eL SiGlO XVIII: iTaLiaNiZaCiÓN, cEnSuRaS Y DeCaDeNcIa

El siglo XVIII es el triunfo definitivo del estilo operístico italiano, el cual se adueña de todos los paises europeos. En España sucede lo mismo, y no sólo en el terreno de la ópera y de la zarzuela, sino también en otros géneros, como es el caso del villancico. Frente a la estructura uniforme de coplas y estribillo existente durante los siglos anteriores, los villancicos del siglo XVIII pueden llegar a tener una complejidad tal de secciones que en muchos casos no serán sino una alternancia de recitativos y arias da capo, al estilo de la ópera seria italiana.


...aCtUaLiDaD...

En la actualidad el término "villancico" se ha convertido exclusivamente en sinónimo de canción de Navidad, preferentemente de origen popular, que puede estructurarse de cualquier forma y que también podemos utilizar para referirnos a una canción navideña de cualquier nacionalidad. No hemos de olvidar pues que en su origen el villancico fue un género exclusivamente español y que tuvo muy diversos usos a lo largo de su historia. A pesar de todo, en los villancicos actuales perviven algunas características del antiguo villancico, como es la estructura de estribillo y coplas, la frecuente aparición de personajes populares y la inclusión en algunas ocasiones de textos relativamente atrevidos ( véase, por ejemplo: "En el portal de Belén han entrado los ratones......"). En conclusión, podemos decir que el villancico actual mantiene algunos elementos básicos desde sus orígenes, si bien ha perdido su antiguo esplendor para convertirse en un género popular.



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